lunes, 30 de abril de 2007

Misterio

Samora Machel nació en 1933, en Xilembena y murió el 19 de octubre de 1986 en Sudáfrica. Tras la independencia de Mozambique fue nombrado Presidente. Se le considera habitualmente como un marxista ortodoxo, pese a lo cual desarrolló una política pragmática que le permitió, por un lado, mantener relaciones con el gobierno racista sudafricano de quien tenían una dependencia económica muy importante y, al mismo tiempo, apoyar la lucha del CNA contra el apartheid. Era miembro de la llamada Línea del Frente Antiapartheid, junto con Angola, Zimbabwe, Zambia y Namibia. Mozambique y Angola fueron los que más abiertamente desafiaron al potente régimen del apartheid. Por su parte, las tropas sudafricanas y los rebeldes de Mozambique financiados por Pretoria (la RENAMO) atacaban al gobierno marxista de Mozambique y a grupos del CNA que se refugiaban en el país. La situación entre Mozambique y Sudáfrica durante los primeros años 80 era prácticamente de guerra y Machel fue considerado como uno de los opositores más peligrosos para Pretoria, lo que le valió al país, tiempo después, ser admitido en la Commonwealth, pese a ser el único miembro no británico de la misma.
En marzo de 1984, Machel sorprendió al mundo al firmar un tratado de seguridad con el gobierno sudafricano, conocido como los Acuerdos de Nkomati. A raíz de ello, cesó el apoyo sudafricano a la RENAMO y se abrieron las puertas para un gran apoyo económico sudafricano de Mozambique.
El 19 de octubre de 1986, el Presidente Machel regresaba a Maputo procedente de una reunión que había tenido en Lusaka, Zambia. Su pequeño jet, un Tupolev 134A, sobrevoló el este de Zimbabwe y siguió aproximadamente la línea frontera entre Sudáfrica y Mozambique, con dirección a Maputo. Poco después de las 21:00 horas, el avión se estrelló en las laderas de las montañas Lebombo en Mbuzini, Transvaal (ahora Mpumalanga), en territorio sudafricano y a tan sólo unos pocos kilómetros de la frontera con Mozambique. Treinta y cuatro de las 44 personas que se encontraban a bordo fallecieron en el accidente, incluyendo el Presidente de Mozambique. Según la investigación sudafricana, el piloto del Tupolev había seguido una señal de radio incorrecta, adentrándose por ello en Sudáfrica y estrellando el aparato. Desde un primer momento hubo serias sospechas de que el régimen del apartheid estuvo involucrado en el accidente pero nunca se probó nada. El día después del accidente, Mozambique y Sudáfrica acordaron la creación de una investigación conjunta bajo las normas de la IATA lo que incluía al país propietario del avión (Mozambique) y al constructor (la Unión Soviética). Ninguno de estos últimos participó activamente en el proceso, salvo en sus primeros estadios, alegando no ser tratados en condiciones de igualdad por parte sudafricana.
Sudáfrica creó la Comisión Margo para la investigación que se retrasó mucho porque el general Neetling, que había recogido la caja negra del avión en el lugar del accidente, se negaba a entregarla. Finalmente, la comisión determinó que el avión estaba en perfectas condiciones de vuelo y no había sido saboteado ni atacado desde el exterior. Por tanto –concluía- la causa del accidente fue que la tripulación no siguió el procedimiento de descenso instrumental para la aproximación sino que lo hizo visualmente en condiciones de oscuridad y nubes; esto hizo que no respetara la altitud mínima y, además, desoyera la alarma de proximidad al suelo. La parte soviética emitió un informe discrepante en el que planteaba la teoría de la complicidad de las fuerzas de seguridad sudafricanas que habrían desviado intencionadamente el avión con una falsa señal emitida por un equipo tecnológico de origen israelí. El informe soviético decía que esta señal fue la que determinó el giro de 37º a la derecha que mandó al avión directamente contra las montañas de Mbuzini.

Doce años después del accidente, cuando ya no existía el régimen del apartheid, el gobierno democrático sudafricano abrió una nueva investigación a través de la TRC (Trith and Reconcilitation Commission ) que tampoco encontró evidencias para llegar a uno u otra conclusión. Sin embargo sí halló algunas cosas de interés: un antiguo militar de inteligencia reveló que Pik Botha y otros oficiales de seguridad habían mantenido una reunión secreta el día anterior al accidente. Por otro lado y pese a que el avión entró en una zona militar de alta seguridad bajo vigilancia continua del radar, nadie dio aviso de su cambio de rumbo ni de su entrada en territorio sudafricano. Por último, se descubrieron actas del Consejo de Seguridad de Sudáfrica discutiendo la manera de apoyar a la Renamo contra la Frelimo. La TRC concluía aconsejando una investigación más detallada.
La semana pasada, el ministro sudafricano de Seguridad, Charles Nqakula, anunció el jueves a la prensa congregada en el Parlamento de Pretoria que hay buenas razones para revisar de nuevo el accidente aéreo que acabó con la vida de Machel. Nqakula no dijo si se habían presentado nuevas evidencias o si sabía algo desconocido por la opinión pública, sólo que "había razones" para abrir de nuevo el caso, dando la impresión de que el informe que achacó el accidente a un error humano, no era correcto. El ministro sudafricano de Seguridad reconoce que la historia oficial tras la muerte del Presidente Machel necesita ser revisada. "Desplegaremos algunos de los mejores recursos de los que disponemos, humanos y materiales, para poder llegar al fondo de esta cuestión", anunció a la prensa. "Lo debemos al pueblo de Mozambique para asegurar que el caso es investigado en profundidad", concluyó.
El caso sigue abierto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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