jueves, 10 de mayo de 2007

Estilismo Africano

La mujer africana tiene el pelo completamente rizado y fosco cuyo crecimiento natural da lugar a aquél tipo de peinado afro que tanto se llevó en los años 60 y que les daba la apariencia de un plumero gigante. Hoy, el estilo ha cambiado, pero dadas las limitaciones naturales de la materia prima, no hay muchas alternativas. Hoy voy a dedicar un pequeño espacio a los peinados femeninos africanos, realmente llamativos.
Ante todo, conviene revelar que la utilización de postizos está enormemente extendido. La facilidad con que las mujeres apar
ecen con peinados completamente distintos de un día para otro se debe a su prolífico uso de las extensiones y las pelucas. Unas de las más utilizadas son las de pelo largo y liso algo que, naturalmente, es muy difícil de conseguir para una africana. También se usan mucho las de pelo liso pero corto, que no suelen sentar tan bien porque parecen un tazón oscuro al revés y se nota demasiado su artificialidad. No obstante, gozan de gran predicamento. También hay pelos naturales lisos, eso sí, sometidos sin duda a un tratamiento de confiesa o te estrangulo que les hace pasar por todo tipo de cremas alisadoras y mecanismos de planchado inevitablemente condenados al fracaso en cuanto pasan un par de horas bajo el sol y la humedad que nos rodean. Por eso mismo, este estilo sólo suele utilizarse con el pelo corto, menos de media melena, pese a lo cual, la rebeldía natural del cabello suele transformar el peinado en una especie de boina o ensaimada a punto de despegar de la cabeza de su propietaria. Poco agraciado.
El estilo más en boga actualmente es el de las trencitas. Las que son largas suelen ser extensiones pero también las hay naturales y son de dos clases: una para pelo corto, que consiste en hacer las trencitas muy pegadas a la cabeza formando una especie de surcos, y otra, para el pelo más largo, que mantiene algunas trenzas pegadas y otras sueltas formando una media melena. El mundo de la trencita da para muchas fantasías, especialmente entre las niñas aunque también se ven, mucho más elaboradas, en adultos. Las trencitas se llenan de abalorios y cuentas de colores transformando las cabezas en parques temáticos a poco que se aplique la imaginación del estilista.
El tercer gran grupo de peinados está formado por los nudos y los churritos. Los nudos son pequeños moños que se hacen por toda la cabeza y se atan con cintas o gomas de colores. Los churritos, a su vez, se forman construyendo una especie de trenza de punta que se retuerce y se fija con gomina creando así como una cabeza llena de clavos. Los churros no llevan adornos y tienen una variante flácida, es decir, sin gomina, de modo que se dejan caer por toda la cabeza a manera de gusanos gordezuelos.

La última opción, bastante extendida, es la del pelo rapado al cero o casi. Es cómodo y facilita el uso de pelucas aunque no resulta muy estético.
Debo añadir, para terminar, que es muy frecuente el uso de pañoletas para la cabeza. El modelo más sencillo, junto con la bata, forma parte del uniforme
de cualquier empleada doméstica o de hostelería. Las jóvenes suelen utilizar, más bien, las bandanas o las gorras tipo USA. En cambio, los grandes pañuelos multicolores de lujo, auténticos portaaviones de seda, sólo se ven en las cabezas de las señoras de la alta sociedad que los lucen en actos oficiales. Una versión reducida se ve también en las celebraciones, sobre todo bodas, que tienen lugar en el Palacio dos Casamentos todos los sábados.

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